La aparición constante de predicciones sobre el fin de los mandos intermedios vuelve a reactivarse en el artículo de Harvard Business Review (abril 2025) titulado “What’s the Future of Middle Management?”.

Ante este panorama, conviene detenerse en lo que realmente está sucediendo: no es tanto una desaparición de los mandos intermedios, como una profunda transformación de su papel en la organización.

En primer lugar, el entorno cambia. Las organizaciones se aplanan, las estructuras jerárquicas tradicionales pierden peso, el trabajo híbrido o remoto se instala como norma y la inteligencia artificial (IA) se introduce con mayor velocidad. Este cóctel genera presión sobre los modelos antiguos de mando medio — que tradicionalmente supervisaban, controlaban y aprobaban tareas — y plantea la pregunta de si ese formato sigue vigente.

No obstante, lo que apuntan tanto la HBR como otros análisis es que los mandos intermedios siguen siendo críticamente relevantes, pero con un rol distinto. Por ejemplo, la investigación del Harvard Business School que evaluó millones de descripciones de empleo señala que los puestos que enfatizan habilidades colaborativas crecieron de manera significativa, mientras que los que priorizaban supervisión directa decrecieron.

En otras palabras: la supervisión de tareas cede lugar a la coordinación, la facilitación, el enlace entre niveles y la integración transversal.

En este sentido, los autores de HBR sostienen que los mandos intermedios del futuro deben convertirse en:

• Traductores de estrategia: traducir lo que la alta dirección decide al “cómo” que los equipos operativos entienden.
• Coaches de equipos: menos mando directo, más desarrollo de talento, empowerment y autonomía.
• Conectores humanos-tecnología: con la IA absorbiendo cada vez más tareas rutinarias y operativas, el mando medio debe centrarse en interpretar, supervisar y guiar la colaboración entre humanos y máquinas.
• Portavoces de cultura y valores: en un contexto de cambio rápido y dispersión geográfica (equipos remotos/híbridos), los mandos intermedios tienen una función clave en mantener la cohesión, los valores y el sentido de comunidad.

El artículo destaca que mantener el statu quo sería un error: “While eliminating middle management would be counterproductive, this does not mean that organizations can afford to maintain the status quo.” Por tanto, ni eliminar los mandos intermedios ni mantenerlos sin cambiar : la clave está en la reinversión del rol.

Algunas de las palancas del cambio son claras:

• Reducción de tareas administrativas o rutinarias: muchas funciones de supervisión, aprobación y control están siendo automatizadas o transformadas. Esto libera tiempo para que los mandos puedan dedicarse a lo que más aporta: desarrollo de personas, estrategia, creatividad.
• Mayor autonomía y rapidez en la toma de decisiones: al eliminar capas, las organizaciones esperan que los mandos intermedios actúen con mayor protagonismo, ya no solo como ejecutores sino como agentes de cambio.
• Capacidad de lidiar con entornos híbridos y distribuidos: los mandos intermedios serán quienes sostengan la colaboración, la motivación y la alineación en entornos donde el trabajo no es sólo presencial.
• Enfoque en habilidades relacionales y adaptativas: la gestión del cambio, la empatía, la interfuncionalidad, la fluidez entre humanos y tecnología serán habilidades clave para estos cargos.

Para las organizaciones, el mensaje es doble:

• Por un lado, no tachar a los mandos intermedios como irrelevantes; la evidencia muestra que pueden marcar una diferencia en la productividad, el compromiso y la innovación de los equipos.
• Pero por el otro, no mantenerlos como estaban: el coste de seguir con un mando medio pensado para la era industrial puede ser alto en agilidad, adaptabilidad y competitividad.

Desde la perspectiva de los propios profesionales del mando intermedio, el reto también está claro: reinventarse para ser facilitadores del talento, aliados de los equipos autónomos, manejadores de máquinas de IA y embajadores de cultura. Aquellos que lo logren tendrán un rol estratégico revitalizado. Aquellos que no, podrían quedar desplazados por estructuras más fluidas.

En resumen, el futuro del mando intermedio no es ni blanco ni negro: no se va a extinguir, pero sí se va a transformar radicalmente. Las empresas que lo entiendan y acompañen esta transformación ganarán agilidad, creatividad y resiliencia en un entorno donde la única constante es el cambio.

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